—¿Qué se supone que estás haciendo, Gibrand? —preguntó entre dientes mientras presionaba el cuerpo de Carina contra la pared, apresándolo con el suyo. Su corazón latía ansioso y la adrenalina en su sangre le gritaba que la hiciera suya en ese momento.
—Todo es tu culpa… —dijo con los ojos llorosos