—¡Se están llevando tus cosas! —exclamó Lorena colgada de una maleta.
—También te llevarán a ti si no te sueltas —dijo Álvaro resoplando.
—¿A dónde se las llevan? —Emma arrebató uno de sus bolsos de las manos de ese guardia que la había retenido ayer.
—Al pent-house del señor Harper —respondió