—¿Qué le hiciste a esa mujer? —preguntó Frida con los ojos llorosos, pero Gerard la ignoró y la tomó con fuerza de la muñeca—. ¡¿Qué le hiciste?!
Comenzó a revolverse, intentando zafarse del agarre de Gerard, manoteaba y golpeaba su pecho con la mano libre, pero parecía que ninguna blasfemia era c