Estaba tan cerca de entrar a la casa de la manada Plata.
En cambio, ahora estoy atrapada por unos guardias me llevan en un auto, con una bolsa en la cabeza, una mordaza en la boca y las manos atadas al frente. Nada me gustaría más que utilizar mi voz de alfa, ejercer mi voluntad sobre ellos y escabullirme, aunque, pensándolo mejor, si la utilizo voy a delatar qué soy.
Si alguno de estos llega a saber que tengo sangre de alfa, podrían llevarme directo con Einar y ahí sí que me presentaría en bandeja de plata, tal y como teme Kieran.
Kieran.
No debería saber que estoy aquí atrapada, aunque estoy segura de que vendría a rescatarme.
Luego querría arrancarme la cabeza, claro.
Intento forcejear para tratar de liberar mis manos, pero es inútil.
Tenía que intentarlo.
―Tranquila―dice uno de los guardias―quédate quieta o te harás daño―me agarra con sus sucias manos y yo trato de quitármelas de encima― ¡chsss! ―sisea―ya, cálmate.<