177. En el cuarto
Heinz estaba atrapado en el cuarto de Ha-na, con la presencia de los padres. Ha-na salió a ayudar a preparar el almuerzo. Pero iba a llevarle agua y algunos pasabocas.
La habitación estaba envuelta en un silencio que parecía ajeno al bullicio de la casa. La puerta estaba cerrada con llave, creando un espacio privado donde Heinz y Ha-na podían estar juntos sin interrupciones. Él permanecía sentado en un rincón, observando con tranquilidad cada detalle de la habitación, mientras ella se movía con discreción, llevando agua y algunos pasabocas que había preparado.
Cada vez que Ha-na entraba al cuarto, Heinz se levantaba, tomándola suavemente de la muñeca antes de que pudiera regresar a la cocina. La hacía girar hacia él, sus ojos claros llenos de un brillo que la dejaba sin aliento, y luego la atraía hacia sí. No dije nada; no hacía falta. Sus labios buscaban los de ella en un beso profundo y pausado, cargados de un afecto que ninguno de los dos sabía expresar con palabras.
Ella no se res