151. La separación
Así, Ha-na regresó al penthouse y recogió sus cosas. Salió lo antes posible, con el temor de volvérselo a encontrar.
El auto avanzaba lentamente por las calles iluminadas por los faroles mientras Ha-na miraba por la ventana, incapaz de contener las lágrimas que seguían cayendo de sus ojos. Su pecho subía y bajaba en un ritmo irregular, marcado por el esfuerzo de contener los sollozos que amenazaban con desbordarse en cada respiración. El rostro de Heinz apareció en su mente una y otra vez, su expresión herida, su voz cargada de sinceridad y desesperación. "Te equivocas, Ha-na. Yo solo quiero que seas feliz". Las palabras resonaban como un eco interminable, perforando su corazón.
Cuando llegó al aeropuerto, sus movimientos eran automáticos, como si su cuerpo estuviera operando de manera independiente a su mente. Compró el boleto, pasó por seguridad y se sentó en la sala de espera con la mirada fija en el vacío. El peso de su decisión recaía sobre ella con toda su intensidad. Había quer