131. La puerta

Heinz y Ha-na arreglaron el escritorio con los documentos y cosas que habían desamortizado en su intensa faena sobre la mesa.

Acordaron que ella saldría primero, para no levantar sospechas. Ha-na fue a la puerta. Sin embargo, al abrirla, se encontró de frente con Hee-sook, la otra mujer coreana que había visto en el parque y a Hield Dietrich, el hermano menor de Heinz. Alzó la vista, ya que Hee-sook era más alta. La miró a esos ojos ámbares y semblante serio. Incluso entre ellas que eran del mismo país, Hee-sook parecía una Idol coreana, hermosa, alta, esbelta. Su cuerpo se tensó ante la idea de que los hubieran descubierto, después de haber tenido intimidad. Su pulso se aceleró. ¿Los habían escuchado o no? Dio un paso hacia atrás.

Heinz se mantuvo mirándolo a los tres desde la distancia.

La oficina quedó en completo silencio tras el clic de la puerta al abrirse. Ha-na, al encontrarse de frente con Hee-sook y Hield, sintió cómo su corazón comenzaba a martillear con fuerza, tanto que c
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