127. Los documentos
Ha-na preparó los documentos en su escritorio. Fua al baño a retocar su maquille, labial y su perfume. Ya era la hora del almuerzo, por lo que sus compañeros habían ido al comedor de la empresa. Solo ella estaba ahí por ser la “menos afortunada”, por ser la secretaria del CEO, Heinz Dietrich.
Heinz había bajado las persianas de su ventana, haciendo que fuera imposible ver hacia adentro.
Ha-na entró con los documentos y cerró la puerta con seguro. Se miraron en la distancia. Ambos sabían lo que estaba por pasar. Quedarse solo era peligroso para ellos por todo lo que podía suceder. Se quedaron viendo con anhelo, como amantes secretos. Todo había comenzado por un beso, un contrato y, ahora, eso había trascendido hasta convertirse en amantes secretos.
Ha-na cerró la puerta detrás de ella, sosteniendo los documentos contra su pecho como un escudo. El silencio en la oficina de Heinz Dietrich era casi absoluto, solo roto por el suave zumbido del aire acondicionado. La atmósfera estaba cargad