Intoxicación alimentaria

Justo cuando el abuelo estaba por acercarse, Beatriz abrazó a Ezra dramáticamente, sollozando.
—¡Ezra, ¿estás bien?!

Ezra, confundido, se dejó abrazar, siguiendo el juego.

Todo parecía demasiado fluido, como si lo hubieran ensayado antes.

—¿Mamá…? —murmuró Ezra con vacilación.

La expresión de Beatriz cambió, como si algo acabara de hacer clic en su mente.
—¿No dijiste que Isla te dio unos dulces hoy?

Ezra dudó, pero finalmente asintió, permaneciendo callado en sus brazos, listo para desempeñar su papel.

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