De pie en la puerta estaba Harvey.

Al entrar, vio a Luca sentado en el sofá y su expresión cambió de inmediato.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con frialdad.

Luca frunció el ceño, preguntándose por qué Harvey había llegado a esta hora. Sin mostrar cortesía, Harvey se plantó frente a él y lo acusó:

—¿Cómo tienes el descaro de presentarte frente a Vanessa? ¿Olvidaste cómo la trataste? La sospechaste, la lastimaste y la descuidaste. ¿Acaso crees que todo eso se borra así de fácil?

—Yo… —Luca se quedó sin palabras. Había errado con Vanessa en el pasado, y no importaba cuán alto se colocara Harvey en su pedestal moral para reprocharle, no tenía forma de rebatirlo.

—Lo siento, Vanessa.

El hombre que momentos antes parecía agresivo ahora se veía desinflado, como un balón pinchado.

—Calma, por favor. Mejor vete a casa —dijo Vanessa, mirando a Luca.

—No, no me voy —respondió Luca, renuente a separarse de Vanessa tras finalmente verla.

En ese momento, Harvey intervino:

—Vanessa, Isla sigue en casa