Capítulo 90
Al día siguiente, Sofía llegó a la oficina.

Apenas se instaló en su escritorio, sintió que desde el lugar de Carmen le llegaban miradas furtivas, casi constantes.

Sofía esbozó una sonrisa casi imperceptible.

Encendió la computadora y se sentó con aparente naturalidad, fingiendo no percibir las miradas que venían de aquel lado.

Carmen respiró aliviada.

Estaba revisando los archivos de la memoria USB; eran todas las propuestas elaboradas por Sofía.

«Espérate, Sofía. En cuanto modifique un poco estos archivos, serán míos.»

Carmen se regodeaba en su plan: «Quiero ver tu reacción cuando presente mi propuesta en la junta.»

«Delante de todos, ni el gerente de proyecto va a poder defenderte.»

Elena Gómez percibió la insistencia con que Carmen miraba, giró su silla hacia Sofía y susurró:

—Oye, Sofía, ¿no sientes que Carmen anda medio rara hoy?

—¿Por?

Sofía fingió ignorancia.

—Pues... —Elena vaciló un instante—. Es que como que no deja de verte.

Sofía se encogió de hombros con levedad.

—Son sus
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