Jamás se habría imaginado que su Alex, el chico que recordaba, pudiera ser así. En su memoria, él era una persona distinta, y esta nueva faceta la tenía confundida.
La respuesta la dejó sin saber cómo continuar. Tras una breve pausa para reordenar sus ideas, recompuso el gesto y forzó una sonrisa.
—Alex, no tienes por qué ser así. Además, ya he intentado compensarlos, ¿no crees?
—¿Piensas que una cena es suficiente para compensarnos?
Él la observó, y la sonrisa que ella mantenía le pareció tan fuera de lugar que resultaba casi cómica. ¿Desde cuándo el perdón de Sofía y el suyo se habían vuelto tan baratos? ¿Creía que una simple comida tenía el poder de borrar todo el pasado y dejarlo como si nada hubiera ocurrido?
—¡No, claro que no quise decir eso!
La ansiedad comenzó a apoderarse de Jimena. ¿Por qué él no seguía el guion establecido? Se suponía que cualquier persona en su lugar, por simple cortesía, habría sido más amable y diplomática.
Pero él, en cambio, había demolido su estrategi