Al escucharla, Carlos quiso preguntarle a Sofía por qué se había ido de la oficina. Después de todo, era la gerente general, ¿no? Debió haberse quedado en la empresa.

Si no se hubiera ido, seguro ella misma habría llevado a su madre al hospital, y él se habría ahorrado tantos problemas y contratiempos; además, la señorita Vargas no habría tenido que venir corriendo hasta acá.

—Claro, directora. Ahorita le mando la ubicación. Tengo que decirle que hay otras cosas que preguntarle, pero no es buena idea hacerlo por teléfono.

Carlos era muy astuto; sabía cuáles eran sus prioridades.

—¿Qué quieres preguntarme?

Al escuchar la voz de ella, él decidió no insistir. No sabía cuándo tendría otra oportunidad de hablar con ella, y por ahora, lo único que importaba era que llegara al hospital lo antes posible.

—No se preocupe, directora. Ya habrá momento para mis preguntas. Ahora lo más importante es que venga al hospital a ver a su mamá.

Sofía estaba muy impaciente, pero a la vez notó que, en los