Carlos respiró aliviado al ver que su celular estaba intacto.
Era el que acababa de cambiar y, con la directora hospitalizada, no tenía ni el tiempo ni las ganas de conseguir otro. Además, ¿quién le autorizaría el reembolso en una situación así?
Miró a Valeria con cautela, sin saber si Sofía vendría.
—Señorita Vargas, ¿sabe si su hermana vendrá más tarde?
Sentía curiosidad, pues la directora se había puesto así justo después de hablar con ella. A fin de cuentas, era su madre. Lo lógico era que viniera a verla.
La reacción de ella al escuchar la pregunta fue inmediata; se puso a la defensiva.
—¿Y a ti qué te importa si viene o no? ¿Qué pretendes?
Al principio, Carlos no le había dado importancia, pero esa respuesta lo dejó paralizado.
—Señorita, no pretendo nada. Solo era una pregunta.
—Dedícate a lo tuyo y ya está. Lo demás no es asunto tuyo, así que no te metas.
Valeria le lanzó una mirada cortante y no dijo nada más. Aunque Carlos era gente de confianza de Lorena, sentía que de vez e