Al final, Valeria cedió y agachó la cabeza.
—Ya entendí, mamá. No te preocupes, yo me encargo.
Al ver la escena, Sofía se sorprendió un poco.
No esperaba que su madre, quien siempre había favorecido a Valeria, la reprendiera de esa manera frente a ella.
Lo comprendió al instante. Al final, a la gente solo le mueve el interés. Cuando algo afectaba los intereses de su madre, todo lo demás quedaba en segundo plano.
Dejó los cubiertos a un lado y se dirigió a Lorena.
—Mamá, ya terminé de comer. Voy a mi cuarto a descansar.
—Claro, hija, ve a descansar. Cuídate mucho, tu salud es lo primero.
Sonrió con gentileza, pero sin decir nada más.
Pero su actitud tranquila y despreocupada fue suficiente para enfurecer a Valeria.
«No puedo creer que Sofía se haya vuelto tan arrogante».
Lorena no pasó por alto la envidia en los ojos de Valeria. Una duda cruzó su mente. ¿Su hija adoptiva siempre había sido así? Sentía que había algo falso en ella, como si no fuera la misma de antes.
Se limitó a darle un