—Sí, la directora ha estado ocupada coordinando un proyecto con alguien. Salió de la oficina al mediodía, seguro está comiendo en algún restaurante de por aquí.
Cuando se trataba de Alejandro, la recepcionista no se guardaba nada.
Asintió levemente en agradecimiento y se marchó.
Miró su celular, que seguía sin mostrar señales de vida, y la inquietud lo invadió.
Parecía que Sofía seguía molesta.
Dio media vuelta y recorrió los restaurantes de los alrededores.
Al notar las miradas insistentes de la gente, no tuvo más remedio que ponerse el cubrebocas y empezó a dar vueltas en su carro por la zona.
En realidad, solo estaba probando suerte, sin saber si encontraría a Sofía.
Pero no se imaginaba que, a través de la ventana de un restaurante, vería su sonrisa.
Al principio, desde lejos, Alejandro no estaba seguro de si era Sofía.
Después de todo, frente a la mujer estaban sentados un tipo y una niñita.
Luego, cuando bajó la ventanilla del carro, confirmó que no se había equivocado.
La person