Ante la lluvia de elogios, la sonrisa no se borraba de la cara de Lorena. Que su hija Sofía recibiera halagos de la gente de Altamira Desarrollos era un motivo de orgullo que la hacía quedar bien ante todos.
Al final del día, era su hija, y su éxito era un reflejo de su buena crianza y educación. Con esto en mente, respondía a cada comentario con una gracia estudiada, sin dejar a nadie sin una palabra de agradecimiento.
—Ay, señor Martínez, es usted demasiado amable.
—Todavía es muy joven, le falta mucho por aprender.
—No, para nada, no es para tanto como usted dice.
—Para serles franca, todo es mérito suyo. Tiene mucha iniciativa y ambición, sin eso, ni aunque quisiéramos empujarla podríamos lograr algo.
Tenía una respuesta distinta para cada elogio dirigido a Sofía, todas diseñadas para consolidar la reputación de la familia y asegurar el futuro de Inmobiliaria Panorama.
Valeria, que también se encontraba en la oficina, observaba la escena en silencio. Apretó con fuerza su bolso de