«¿En serio era así cuando lo conocí?», se preguntó ella por enésima vez, dudando si se había equivocado por completo.
—Sofía, escúchame…
Daniel intentó tomarla de la mano, pero ella, sin la más mínima duda, lo derribó con una llave impecable.
La escena dejó a todos boquiabiertos.
Incluso Laura, que observaba desde corta distancia, se quedó paralizada por la sorpresa. Miró a Sofía con incredulidad, como si no pudiera procesar lo que acababa de ver.
«¿No se supone que le encantaba Daniel? Si a él le daba un simple resfriado, ella era la primera en preocuparse, hasta le cocinaba para cuidarlo. Y ahora…».
Laura tragó saliva, nerviosa. De un momento a otro, la mujer que tenía enfrente le pareció una desconocida.
Tumbado en el suelo, Daniel solo atinaba a mirar el cielo azul. Ni siquiera se había dado cuenta de lo que había pasado hasta que sintió el impacto.
Cuando escuchó las primeras risas entre la gente, la cara se le encendió de golpe. Fue entonces cuando asimiló la humillación: una muj