Con las pruebas reunidas y armando el caso con sus abogados, fue directo a presentar la denuncia contra su tía por haber malversado los fondos de la empresa, chantajeado a su mujer y haber asesinado a sus padres. Quería llevarlo a tribunales y exigir justicia. —Según todas estas pruebas, Carmenza Giordano, mi tía, fue la culpable de todo. Su nuevo abogado veía lo que él había llevado y asintió. —Es más que suficiente para poner a la señora Giordano en la cárcel, claro que primero un tribunal debe determinar si es culpable o no, pero estas pruebas son sólidas y seguro dirán que sí.Nathaniel asintió y sonrió. —Es lo que quiero. Si ella acaba en la cárcel, Bianca se salvaría, nuestra hija se salvaría pues Carmenza no tendría derecho a ser la tutora de mi hija. Lo hago por ellas, Anthony. Y ahora que Aidan está de lado de mi tía, no tendrá escrúpulos para hacer lo que ella diga. —¿Cómo encontraste las pruebas? Nathaniel sabía que debía decirlo pues no había sido de todo legal lo
Bianca tenía miedo.Algo le había dicho que quedarse sola aquel día era una mala idea, pero creyó que solo estaba siendo paranoica ya que estaba bajo el cuidado de Nathaniel. Se removió en la silla en donde la tenían atada y trató de mantenerse serena.No era tanta la paranoia considerando que días atrás había creído que alguien la seguía. —Al parecer le importas a tu esposo. -dijo Carmenza cuando colgó el celular y miró a la chica asustada que intentaba soltarse las muñecas de aquel amarre. —no haría eso si fuera tú.Y en cuanto le quitaron la mordaza que tenía puesta escupió la cara de uno de los cómplices de la tía de su esposo. —¡Maldita! -sollozó en cuanto Aidan le apretó las mejillas. —Vas a pagar eso.—¡Aidan, suéltala! Ella no es una chica cualquiera. -dijo Carmenza moviéndose alrededor de Bianca. El lugar donde estaban parecía una bodega completamente desordenada y la luz algo tenue. Aidan se alejó de Bianca y Carmenza puso un poco de agua en una botella para luego acercarse.
5 Años antesBianca siempre había tenido sueños y en ninguno de esos sueños y anhelos de su juventud estaba vestirse de novia, sin embargo, estaba pasando. Estaba ahí parada en medio de un salón con su vestido blanco y su velo de encaje. El bouquet de rosas en sus manos temblorosas y su falta de emoción en la cara. Trataba de ver a los invitados a aquella de farsa pero sus caras no quedaban grabadas. Su “novio” al lado, apenas lo conocía de hacía una semana atrás y si bien era rico y guapo no era razón suficiente para casarse con él. Al menos eso era lo que ella creía. —Aquel que se oponga a este matrimonio, hable ahora o calle para siempre. –Bianca quería decir que ella era quien se oponía a ese matrimonio. Veía de un lado a otro y ahí estaba su papá, feliz de que ella estuviera contrayendo matrimonio. Le parecía irreal. La iglesia estaba decorada con lazos y flores. La familia de Nathaniel también sonreía. El pastor de aquella iglesia seguro ni sabía los motivos que los habían lleva
ActualidadNo debía estar ahí.Se repetía una y otra vez aquella frase mientras bebía su copa de champagne. Arregló su cabello al verse en el reflejo de un espejo del salón y trató de darse fuerzas recordando porqué estaba en aquel lugar para empezar.Paso 1: Encontrar a su esposo.Paso 2: Seducir a su esposo.Paso 3: Quedarse embarazada de su esposo.Paso 4: Cobrar la fortuna que ofrecían los Giordano y poder ayudar así a su padre quien estaba en el hospital con cáncer de estomago.Era un chiste del universo que justamente eso era lo que tenía que hacer para conseguir el dinero para los tratamientos de su papá, pero así era la vida y las circunstancias. Los primeros meses que Nathaniel y ella se dedicaron a fingir que eran esposos no hubo problemas porque recibía una parte del dinero de los Giordano para sus gastos (no demasiado, pero sí más de lo que estaba acostumbrada) pero en cuanto Nathaniel se alejó por completo y cambió su apellido, desligándose por completo de la familia, si
Después de todo la noche no era una noche pérdida. Bianca volvió a una mesa vacía manteniendo siempre la mirada hacía donde estaba Nathaniel. Se estaba haciendo un nudo en el estomago pues ella a duras penas sabía lo que era coquetear y seducir a un hombre. Sacó un espejo de polvo de su bolso de mano y revisó su maquillaje y su cabello, y ahora que lo pensaba había ido bastante sencilla a diferencia de las otras mujeres de aquel salón. Tenía un vestido negro ajustado que dejaba una abertura en su pierna, con una sola manga. El cabello apenas tenía una peineta de diamantes (falsos) y unos aretes igual de falsos que su peineta.No resaltaba a no ser que le miraran los labios, rojos cereza.Quiso reírse a carcajadas, eso de la seducción no le estaba saliendo bien. Sin embargo, ella no se percataba que la miraban como si fuera una oveja. Nathaniel tenía la vista fija en ella estudiando su figura, por lo que fue un golpe de suerte a su causa que él se acercara. —No lleva joyas, así que pue
A pesar de que sentía que aquella mujer en sus brazos le estaba mintiendo de forma descarada y que había algo en ella que no encajaba del todo porque él mismo había borrado gran parte de la presencia de Bianca de su vida, no podía dejar de ver a Celeste en frente de él. Le sonrió y le acarició el mentón acercándola más para besarla, pero ella echó la cara a un lado cuando él lo intentó. —Pensé que pensábamos lo mismo.Ella solo se zafó de su abrazo y le sonrió. No valía la pena todo —Me tengo que ir, señor Valenti. Un placer haberlo conocido, pero usted es un peligro para las mujeres como yo. -Se alejó y caminó hasta la salida intentado respirar normal. Comenzaba a odiar más a ese hombre, era arrogante, despiadado y no cedía ante el más básico sentido común. Podía no casarse de nuevo y haberle dado la libertad, aunque ¿Serviría? Su papá había firmado un prenupcial cuando ella era una menor y no tenía potestad en su propia vida. —Aunque sería libre. -dijo al encontrarse en la calle. El
Bianca trató de dejar de sentirse mal por haber huído de la casa de Nathaniel. Aquello no era correcto ni por todo el dinero del mundo. Mentir no se le daba demasiado bien. Se quedó encerrada una semana entera pensando que podría hacer, y ya que la comida se estaba acabando necesitaba ir a hacer mercado.Salió cubierta con un chandal de manera que no fuera reconocida por nadie y usó el metro para tener menos oportunidades de toparse con alguien de la clase alta. Mientras volvía a su casa con algunas bosas de compras que había pagado con sus ahorros que disminuían cada vez más deprisa intentaba buscar una solución a su problema. —Tal vez pueda abrir una floristería. –“No, para eso necesitas dinero y tiempo. Y no tienes ninguna”. Se recordó muy amablemente. —No estoy calificada para hacer nada. Podría ser mesera ahorrar cada centavo y ampliar el seguro médico de papá.“Eso requiere meses… y no dispone de mucho tiempo”.Trató de controlar el pánico. Tenía que pensar positivo. Era joven,
No protestó, se fue con él de inmediato. Cualquiera diría que era débil por ceder a Nathaniel Giordano. — “Valenti”, se recordó. —pero lo cierto es que estaba necesitando una inmensa fuerza de voluntad para no decir toda la verdad y rendirse. La cárcel era preferible a ser la marioneta de Carmenza Giordano. Pero era la vida de su padre la que estaba en juego. Tenía que soportarlo, así que iba casi a rastras al auto de Nathaniel y luego de subir, él lo hizo sentándose al lado de ella. —Llevanos a Central Park. —¿No deberías estar trabajando?—Soy el jefe de mi propia compañía y dueño de varios clubs, puedo prescindir de trabajar y dejar a alguien a cargo. Bianca asintió y suspiró. La camisa que tenía seguía mojada por el champagne así que trató de airearla para que se secara. —Se arruinará por completo. —Te compraré cientos de camisas si accedes a quedarte conmigo esta noche. —¿Y acaso no vamos a Central Park?—Pensé que te apetecía pasear. No soy un tipo tan malo y autoritario, C