28. ¿Pareja italiana?
Víktor
Sonreía mientras conducía a Luciana hacia su mansión, pero mi mente estaba en cualquier otro lugar. Divagaba… y ahora, al pensarlo bien, me siento un verdadero imbécil por lo que sucedió. Kamila. Siempre Kamila. La deseo con una locura que me consume; es la única mujer que me ha hecho sentir vivo. Pero recordarla ahora solo despierta mi furia: está embarazada. Aprieto el volante con tanta fuerza que mis nudillos se tensan, olvidando por completo que Luciana me observa de reojo.
—¿Todo bien, Víktor? —pregunta con voz suave.
—Sí… estoy bien —miento. La alternativa sería decirle que me acosté con mi exesposa, y eso no es algo que deba salir de mi boca.
—Te veo raro desde que vimos a esa traidora con ese hombre. Se nota que le gusta la buena vida. Ahora entiendo por qué se vendió a ese millonario.
Mi mandíbula se tensa. No me gusta que hablen mal de Kamila. Aunque, en el fondo, admito que ella misma se lo buscó. Trago mi enojo y lo dejo pasar.
—Querida, cambiemos de tema —respondo