Henry entró corriendo a la habitación imaginándose lo peor y se aterró al encontrarse a Elsa cargando a una Eva desfallecida.
— ¡Henry, Eva se desmayó de repente, ayúdame, no puedo con ella…! – le gritó asustada con los ojos rojos.
Eva estaba pálida y le dijo que tenía ganas de vomitar, camino al baño se mareó de repente y ¡se desmayó en sus brazos!
Henry no demoró ni un segundo en correr hacia su esposa y quitársela de las manos a Elsa, para cargarla al estilo princesa.
— ¡Eva, amor, Eva! – la llamaba lleno de temor, pero ella no reaccionaba.
— ¡George, hazte cargo de todo en la mansión!
— Sí, sí, vete tranquilo, toma mi auto, Henry – George enseguida asumió, como parte de la familia que ya se sentía.
— ¡Oh por Dios! – la Sra. Bishop entraba con una bandeja de té de tila para calmar los ánimos, cuando se encontró a Henry saliendo como enloquecido y cargando a Eva directo al hospital.
— ¡Sra. Bishop usted y la Sra. Brooke ayuden a Michael a controlar la casa!— Henry le gritó, sin deja