Capítulo 63. El Silencio del Cementerio
POV: Irina
El cementerio familiar, un laberinto de mármol y tristeza, era el único lugar que Kózin apreciaría: un monumento a la podredumbre de la mafia.
Gaspar me había abrazado con la desesperación del hombre que se despide por última vez. Me dio un beso en la frente, asegurándose de que, si no volvía, Mijaíl Kózin sabría que la mujer que acababa de entregarle era intocable.
Me dejó con Iván, quien me llevó hasta la entrada antes de desaparecer en las sombras, listo para actuar como mi sombra invisible.
Caminé sola por los senderos de gravilla, con los zapatos silenciosos sobre las lápidas de los ancestros de Gaspar.
Llevaba mi gabardina negra y, bajo ella, la camisa de seda que Gaspar había rasgado, ahora empapada en el sudor de la tensión. Y bajo mi pecho, el sobre manila.
Llegué al panteón familiar de los Venturini. Una estructura de piedra oscura, grandilocuente y fría. Justo a su sombra, esperando, estaba Mijaíl Kózin.
No era el viejo fantasma que esperaba. Kózin era un hombre