Capítulo 33. Juventud divino tesoro.
POV: Gaspar
En casa, la luz nos recibió como si no hubiera pasado nada. Sofía apareció dos veces por el pasillo; la segunda vez, con una flor torcida que, según dijo, alejaba las malas vibraciones.
Dante me lanzó una mirada rápida, de esas que preguntan sin pedir permiso. Iván, en cambio, no preguntó: se colocó donde debía y esperó órdenes.
—Mañana quiero planos de la villa y de todo lo que la rodea, diez manzanas hacia el mar y tierra adentro —le dije a Dante—. Quiero saber quién respira a esa altura.
Asintió y a Iván solo le di una palabra.
—Discreto.
Es un idioma que entiende mejor que nadie. Lo vi desaparecer por la escalera como si la casa se lo tragara para expulsarlo después convertido en una sombra dócil.
Yo subí al tercer piso. Irina estaba descalza, sentada en el suelo junto al ventanal, con la falda del vestido formando un charco de tela a su alrededor.
Se estaba recogiendo el cabello con un clip entre los dientes y con esa paciencia suya que parece una oración. La miré un