La Esposa Del Ceo Campbell
La Esposa Del Ceo Campbell
Por: Livi Ruiz
SOLICITUD DE DIVORCIO

Blair caminaba con su exquisita figura rumbo al ascensor, y con cada paso que daba mostraba lo inquieta que se sentía en aquel momento, y a pesar de su belleza envolvente la chica no se mostraba llena de inseguridad por el hecho de entregar aquellos papeles que tenía en su mano, su temor era otro, aquel de poder conocerlo a al fin, no podía creer que después de tres años ella al fin tuviera las fuerzas suficientes para llegar a conocerlo, de poder presentarse ante él frente a frente.

Temía por su reacción, temía por sus palabras, pero sobre todo temía por su mirada, temía por qué al llegar a sentir su mirada fuera tan parecida a aquellas que salían en fotos del periódico y de las revistas, solo mostrará rechazo hacia su persona, que solo demostraran que él solo había hecho aquello por la simple y llana razón de una promesa a su abuelo, que no sentía más que un sentimiento de fastidio y la observara como si no fuese más que una caza fortuna, no más que una mujer interesada que solo lo utilizo para poder librarse de muchas cosas.

Aunque si ella lo pensaba bien, era tal cual, ella había usado aquello de cierta manera como un método para poder librarse de algunas cosas, para poder cumplir con un deseo de aquel anciano, pero ella nunca imaginó que su vida se mostraría de una manera tan irónica, que no fuese más que un sinfín de burlas y sentimiento de soledad, un sinfín de rechazos y de duelo.

Por no ser más que una esposa abandonada, no ser más que la patética chica que jamás había conocido a su esposo a pesar de los años, por esa razón justamente cuando llegó a pasos indecisos hacia una hermosa chica rubia que se mostraba bastante ocupada, pero a la vez en cada respirar demostraba la seguridad que a ella obviamente le faltaba, pensó.

“seria esto necesario” “si claro que lo es” así que ahora mismo habla, no seas patética” curiosamente aquello era algo que solía hacer desde que dio el primer paso en aquel enorme edificio.

—Umm… Disculpe… Disculpe… ¿Señorita? Disculpe…-La mujer levantó su mirada hacia ella, en la que demostró que no estaba para nada conforme con observar a dicha presencia, en la que le dio un recorrido de pies a cabeza, indicando lo poco digna que le parecía al estar frente a ella

—¿Si dígame? ¿En qué puedo ayudarla? —Sus palabras, parecían ser toscas y demandantes, algo que hizo que Blair se sintiera aún más insignificante.

—Busco… Al señor Neo Campbell…—La mujer levantó una ceja de manera despectiva hacia ella, mientras parecía que Blair solo le había contado un mal chiste.

—El señor Campbell no se encuentra recibiendo visitas el día de hoy… Así que ya puede marcharse…—Cada palabra era digna como de una reina a una plebeya.

En el que Blair, no sabía cómo afrontar dicha respuesta, no es como si esperara que aquel supiese que ella estaba allí, es más, sospechaba que ni siquiera sabía su nombre, o que saliese justamente al escuchar su nombre y recibirla como de la realeza.

—¿Hay manera de que usted pueda darle unos documentos? —La hermosa chica de rasgos finos y dulce rostro, le pasó aquel sobre que con tanto esfuerzo sostenía en su mano.

Aquella rubia sin sospechar, simplemente aceptó llena de disgusto y observo como aquella no parecía dispuesta a partir de una buena vez, pues nada en aquella chica contrastaba con el lugar lleno de elegancia y refinamiento

—¿Hay algo más que pueda hacer por usted señorita? —Sin duda alguna tampoco era una cortesía, era una manera de decirle, “solo lárguese de una buena vez tiraré sus papeles a la basura”

Blair no podía permitirlo, no podía simplemente perder aquello, solo esos papeles le habían costado una fortuna, si los perdía, si lo hacía no sabía cuándo lograría obtener el dinero de nuevo, por lo que trago en seco y hablo ahora con un poco de más fuerza, tal vez con poco más de presencia, podrían tomar en serio aquella petición.

—Si… El señor King está esperando por estos papeles, si no los recibe pronto corre la posibilidad que usted pierda su trabajo, no queremos que eso ocurra, así que agradecería su pronta entrega…—Todo no era más que mentiras, no más que una estrategia, su mejor amiga siempre solía decir que un poco más de fuerza al hablar y mirar a los ojos cuando lo haces con ello lograrías que simplemente te creyeran.

Cosa que pareció funcionar, pues la rubia se había puesto tan pálida como un papel y al ver su ropa sencilla y su aspecto tan joven, posiblemente creyó que se trataba no más que de una repartidora y no una acosadora de aquellas que visitaban constantemente al gran Neo Campbell, por lo que asintió con convicción y hablo con un tono bastante formal.

—Así será, a más tardar en unos minutos se entregará aquellos documentos al señor Campbell—No había mucho que hace o decir

Blair no quería estar más en el aquel lugar, por lo que solo asintió con tranquilidad y rogó a todo lo divino recibir pronto la respuesta, ya que con ello daría por saldada no solo una deuda con ella misma, también con aquel anciano al que le prometió que estaría el tiempo necesario casada con su nieto, el tiempo que ella consideraba que ya había llegado a su límite.

En el ventanal de la oficina principal de la torre de la ciudad A, un hermoso hombre de facciones perfectas y masculinas, se encontraba observando aquellas personas que pasaban por las calles, en el que desataba su costosa corbata que hacía juego con su perfecto traje de sastre el cual había sido solo diseñado para él, solo lo mejor de lo mejor.

Nadie podía cuestionarlo, él era el dueño y soberano por así decirlo de aquella ciudad y aunque había estado en el extranjero por tanto tiempo nadie podía indicar que aquel no era más que un rey sin corona, era el gran dueño de cada uno de los rincones de la ciudad A y todos más que encantados se arrodillaban a sus pies y suplicaban por su presencia al ser el hombre más poderoso de todos.

Neo Campbell, era el sueño de toda mujer, un hombre adinerado, inteligente y muy culto, de una de las mejores familias de la ciudad B, el hombre que ahora recién llegaba a la ciudad A, para iniciar negocios en el lugar, un hombre que era conocido a nivel mundial por ser uno de los mejores empresarios a pesar de su corta edad, sin contar que aquel no se veía intrincado en ningún tipo de escándalo, pues su vida privada, se mantenía en eso precisamente, muy privada y consideraba que incluso de el mismo.

—Señor… Aquí traje todos los documentos que había pedido, más otro que me ha indicado la recepcionista que fue dejado para usted… Ya fue revisado por mí y me gustaría que le diera un vistazo, ya que parece urgente…—Neo alejó sus miradas grisáceas de la inmensa ventana y observó al hombre de lentes frente a él.

Harry White, era el asistente y mano derecha de el gran Neo Campbell, quien había acompañado al hombre desde el inicio de su carrera demostrando así, que Neo no tenía que preocuparse por nada mientras que Harry estuviera a su lado, por esa simple razón al ver la expresión insegura de su asiente sin decir palabra alguna, como de costumbre de parte de Neo, este se acercó y observó aquel papel que al parecer tenía nervioso a su asistente, más cuando noto la mirada severa de su jefe y la muestra fija que aquello iba a terminar tan bien como él esperaba.

—¿Dónde está? – sus palabras habían salido cortas y bastante determinadas, mientras que su asistente no sabía cómo responder a ello, pues la verdad fue que cuando llego, ya la señora de Campbell se había marchado.

—No lo sé señor… solo sé que se lo entrego a Tiffany y ella le indico que usted no estaba disponible el día de hoy según sus órdenes …—Neo levantó su mirada hacia Harry.

 Quien parecía nervioso mientras acomodaba sus lentes y parecía querer alisar su traje de manera desesperada, solo una manera terrible de poder controlar los nervios de tratar con aquella fiera que lo observaba como si se lo fuese a tragar de un solo bocado.

—Ella no es cualquiera…—Aquellas habían sido las palabras de Neo en lo que Harry tragó en seco y se preocupó de manera inmediata, pues no quería ser chivo expiatorio de él durante su enojo.

—Lo lamento, señor… iré de inmediato por ella…—Neo levantó su mano y negó con la cabeza, en lo que hizo un gesto con la mano para que su asistente saliera de su oficina.

Mientras leía con mucho ahínco una y otra vez aquel documento que tenía en sus manos, lo cual al solo leer el título su rostro había denotado asombro y decepción, al lograr ver SOLICITUD DE DIVORCIO encabezando aquel papel, que ya se encontraba firmado por ella, aquel que, en pocas palabras, solo le indicaba que había llegado demasiado tarde hacia ella.

—Blair… ¿Tendrás a otro hombre en tu vida? ¿Dejarás a tu esposo de lado?

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