Alec
Esto no puede ser posible, estoy harto de que no le importe ni siquiera un poco a Jennifer. Un nudo amenaza con formarse en mi garganta, pero no pienso demostrar mis sentimientos frente a Madison.
—¿De verdad te ha dicho eso?
—Sí —responde a secas.
Desde que pasó lo del accidente, me he tenido que ver la obligación de tomar antidepresivos. Hay días mejores que otros, a veces siento que no los necesito, sin embargo, luego de este horrible comienzo, creo que estoy teniendo la necesidad de volver a consumirlos.
Mi vida es un maldito desastre.
—Dame el frasco verde que está en la cómoda —le pido.
Ella enarca una ceja y se dirige al lugar que le he indicado. Revisa el frasco a pesar de que yo no la he autorizado para eso.
—Patrick me dijo que los estaba dejando.
—Pues ya no más —espeto.
—Alec, sé que puede ser…
—¡Cállate y dame mis malditas pastillas! —demando. Ella da un sobresalto cuando subo el tono de mi voz—. El médico las recetó, así que no hay ningún problema.
—Con esto no será