Capítulo 46
A la mañana siguiente, Patrícia despertó con una sonrisa perezosa en los labios, el cuerpo todavía mecido por los recuerdos de la noche anterior. Se desperezó lentamente, sintiendo la piel erizarse al recordar la forma en que Augusto la había poseído. Era como si todavía sintiera su miembro dentro de ella, llenando no solo su cuerpo, sino su alma. Suspiró, leve y feliz.
Se giró en la cama buscándolo, pero encontró solo las sábanas todavía tibias. El sonido del agua corriendo en el baño reveló dónde estaba.
Miró el reloj en la mesita de noche: las seis y media de la mañana. "Demasiado temprano", pensó sonriendo, mientras se levantaba solo para cerrar las cortinas, bloqueando la suave luz del amanecer que invadía la habitación.
Volvió a acostarse, permitiéndose unos minutos más de descanso, pero, antes de que volviera a dormirse, un sonido interrumpió la calma: el celular de Augusto vibró en la mesita de noche.
Se giró lentamente, vacilante, pensando si debía o no tocar el a