Capítulo 15
Patricia volvió a la habitación con pasos ligeros, aún llevando consigo el leve dolor en el cuerpo que la noche anterior había dejado. Cuando abrió la puerta, encontró a Augusto sentado en la cama, las manos sujetándose la cabeza, los ojos cerrados y la expresión confusa. Parecía estar luchando por entender algo, como si estuviera intentando juntar las piezas de un rompecabezas que no tenía sentido.
— Augusto... — lo llamó, su voz suave, casi como si estuviera intentando no asustarlo. — ¿Estás bien?
Él abrió los ojos lentamente, la miró, perplejo. El dolor de cabeza aún latía en sus sienes, pero algo en su presencia parecía calmarlo, incluso si no podía entender exactamente por qué.
— ¿Dónde estoy? — preguntó, su voz ronca, llena de confusión. — ¿Por qué me duele tanto la cabeza? ¿Y por qué... por qué no puedo levantarme?
Patricia se acercó a él, sentándose con cuidado en el borde de la cama. Lo miró con una mirada preocupada, pero también con una ternura que solo él podía