Jimena y Louis llegaron al pasillo donde estaba la habitación de Arturo, de ahí salían en dos camillas, dos mujeres diferentes, una bañada en sangre. El corazón de Jimena dio un vuelco y no dudó en acercarse a obtener respuestas.
—¡¿Qué ocurrió?! —exclamó mientras un hombre la tomaba de los brazos y la hacía retroceder—. ¡¿Qué ocurre?! ¡¿Sofía?!
—Jimena… Cálmate… —El hombre que la sujetaba era Bennet e intentaba contenerla.
Cuando Jimena pudo identificarlo, se aferró a su bata. Estaba al borde del llanto y necesitaba respuestas.
—Tranquila, Sofía está aparentemente bien &md