Lo que para el escritor Matías Mendoza parecía ser una simple visita a un nuevo veterinario para su perro Danko, se transformó en un encuentro mágico con una mujer. ¿Pero qué sucede cuando en aquel encuentro no solo encuentra el amor, pero también a su hijo, uno que no sabía que existía? LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE MATERIAL QUEDA PROHIBIDA. LA HISTORIA ESTA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE . Copyright © 2006014206436
Leer másMes de julio
Hace tan solo unos pocos días que Danko llego a mi vida y debo admitir que la ha cambiado por completo. Aún sigo extrañando a Zeus, pero al menos este cachorro Golden retriever me ayuda a sobrellevar la ausencia de mi mejor amigo. No tengo duda alguna de que Danko se robara mi corazón en un dos por tres; no llevo ni una semana con él y ya lo está haciendo.
Lo observo mientras corre por todo el jardín detrás de su pelota de futbol que de a poco va destrozando y no puedo evitar reírme. Mis sobrinas Kiara y Sara están completamente felices porque ahora tienen un nuevo amigo con quien jugar y no dudo un segundo en unirme a ellos como si fuera un niño de seis años. Pateo la pelota y él corre detrás de esta hasta que de pronto se detiene y comienza a lamer su todavía pequeña patita. Me acerco a él preocupado mientras que mis sobrinas me preguntan que le ha sucedido, pero no tengo respuesta alguna para ellas. Observo la almohadilla de su pata derecha y noto que se ha lastimado. Sin dudarlo un segundo lo cargo entre mis brazos y llamo a Sergio; el veterinario que lo ha revisado por primera vez antes que lo trajera a casa. Si hay algo que me angustia es ver sufrir a un animal ya que ellos no pueden decirnos que es exactamente lo que le sucede.
—Matías, lo lamento Sergio se ha ido de vacaciones. — Me dice su secretaria al otro lado de la línea.
—Vale, gracias, Amaia. — Le respondo y al colgar busco en internet por otra veterinaria que quede cerca de donde vivo y que por supuesto tenga unas buenas referencias. Mientras lo hago sigo escuchando como el cachorro sigue quejándose del dolor y sin dudarlo un segundo escojo una de las veterinarias de la zona. Agarro a Danko entre mis brazos, le explico a mi hermana lo que ocurrió y le pido que sé quede con las niñas. Rápidamente salgo de la casa, subo al cachorro al coche y voy hacia la veterinaria.
[...]
Son pocos los minutos que tardo en llegar a la clínica y al entrar, me doy cuenta de que el lugar no es muy grande, pero si está muy equipado y muy bien decorado. Luego de haberme registrado tomo asiento en la sala de espera con Danko entre mis brazos y espero pacientemente, aunque según me ha dicho la recepcionista, la doctora no tardara mucho en atenderme. Mientras espero intento calmar al cachorro acariciándole el lomo y tratando de evitar que siga lamiendo su patita.
—Señor Mendoza. — Escucho a una voz femenina llamarme.
Al levantar mi mirada veo a una mujer de pelo castaño oscuro, ojos verdosos y una figura increíble cubierta por su guardapolvo medico color blando; es realmente muy guapa… Rápidamente me levanto del asiento con Danko en brazos y camino hacia ella.
—Buenas tardes. — La saludo.
—Buenas tardes, soy la doctora Di Luna. Pase por favor. — Me pide y abre la puerta por completo para que pase con el cachorro.
[…]
—Daniel, ¿Qué haces aquí? te dije que me esperaras en mi oficina. — Le regaña —Discúlpame Matías. —Me dice y me doy cuenta que se ha dado cuenta de quién soy.
—No te preocupes, tu hijo es precioso. — Le digo observándolo, y es que realmente es lindo, ojos cafés, pelo color castaño muy claro, y mirada picara. — ¿Te ayudo? — Le pregunto y lo alzo entre mis brazos para que pueda tocar a Danko.
—Gracias. — Me dice sonriente y su pequeña manito acaricia el lomo de Danko.
—Corazón, por favor espérame en mi oficina; a Danko tendré que curarlo. — Le explica y con él aun en mis brazos le da un beso en la frente, algo que me parece sumamente tierno.
—Vale mami... te espero en tu oficina. — Le responde él algo triste una vez que sus pies vuelven a tocar el suelo, se va del consultorio.
—Lo siento; hoy la niñera no pudo ir a cuidarlo y lo tuve que traer. — Me explica.
—No, ni te preocupes. Permíteme decirte que eres una madre muy joven. — Comento sonriente.
La miro y allí se van todo intento de conquista; sería muy extraño que una mujer como ella no estuviera comprometida, casada o algo, pero ¿un hijo? Es realmente joven.
—Bueno en realidad él es mi sobrino. — Me explica mientras sigue examinando a Danko.
—¡Oh! Disculpa, es que como te ha llamado mamá. — Me defiendo y la verdad es que no entiendo nada, pero muero porque me explique.
—Es que él nunca conoció a mi hermana. — Me dice mientras busca lo que pareciera un bisturí, pero no lo es.
—¿Ella no quiso hacerse cargo? — Pregunto y creo que no debería de haber sido tan curioso.
—No, ella falleció al dar a luz. — Confiesa y está vez sus ojos verdes se clavan en mí y ellos reflejan tristeza.
—Lo siento... ¿Y el padre? — Averiguo y no sé que hago haciendo tantas preguntas.
—No tengo ni idea quien es; mi hermana nunca me lo quiso decir. —
—¿Es decir que tú te has hecho cargo de él? — Indago.
—Si, para mi es mi hijo, y para él yo soy su madre. — Dice sonriente.
—Perdóname, te he preguntado todo esto y ni siquiera sé cómo te llamas. — Expreso con una media sonrisa.
—Me llamo Aitana. —
—Un gusto, soy Matías. — Me presento.
—Lo sé... mi hermana era muy fan tuya, todavía están todos tus libros en mi casa. — Indica con melancolía.
—Me hubiese encantado conocerla. — Le digo con mucha sinceridad.
—A ella también…. Bueno Matías, déjame decirte que tu pequeño cachorro se ha clavado una astilla en su pata y hay que quitársela, pero a causa del lugar donde está alojada tendré que hacer una pequeña incisión y para que no le duela ni se mueva lo anestesiare; de otra manera será imposible. — Me explica.
—Mientras que él este bien has lo que debas hacer. — Indico seguro.
—¿Quieres esperarme afuera? — Me pregunta.
—¿Puedo quedarme? —
—Si quieres... — Ofrece.
—Si, claro. — Respondo de inmediato.
—Bueno iré a preparar los materiales. — Me informa y sale del consultorio. La observo mientras se aleja y solo puedo pensar en que realmente es muy bella y muy noble al haberse hecho cargo de su sobrino.
[MATÍAS]Un año despuésCuando me enteré de que Daniel era mi hijo sentí una felicidad enorme, pero siempre me reproché el no poder estar el día que nació, o el día que dijo mamá y papá. Me reproche no poder ver sus primeros pasos, ni llevarlo a su primer día de clases, pero, la vida da mil vueltas y ofrece segundas oportunidades.El tiempo con Daniel lo he ido recuperando de a poco y a pesar del intenso año de viajes que he tenido, me lo he llevado conmigo cada vez que las vacaciones escolares me lo han permitido. He disfrutado de su compañía durante algunos eventos.Bianca, aun es muy pequeña para hacerlo, pero me he asegurado de no pasar más de dos semanas seguidas lejos de casa para no perderme detalle alguno de su primer año de vida y de ninguno de sus primeros pasos en este mundo.Hoy es un día espec
[MATÍAS]15 de noviembreEn pocas horas llego a casa, ya no puedo esperar más. Sé que el regreso es por unos pocos días nuevamente, pero estoy ansioso. Quiero ver a mi hijo y a mi esposa. El viaje se me ha hecho eterno y si bien la respuesta de todos ha sido increíble hacia el libro, no puedo pensar en otra cosa que no sea Aitana, Daniel, y Bianca.Sigo esperando que el AVE arranque finalmente, cuando recibo un mensaje de Casi.//¡Matías, Aitana ha entrado en trabajo de parto//《¡¿Qué?! ¡No puede ser!》 Necesito estar ahí.Sin dudarlo dos veces, llamo a Cintia —¡Cin, estoy de regreso a Valencia!— Le digo sin siquiera dejar que me diga hola.—Vale, yo la estoy llevando al hospital. La he venido a visitar como todas las noches y comenzó a tener contracciones. Mamá esta yendo también con Javier para que &eacu
[AITANA]7 de septiembreQue mi esposo haya querido seguir adelante con sus planes de promoción ha sido un milagro. No estaba convencido de ir a Madrid y mucho menos de ir a Latinoamérica sabiendo que nuestra hija puede nacer en once semanas o quizás algunas menos. Me ha costado un mundo convencerle de que todo su esfuerzo debía ser recompensado con la respuesta y el cariño de su público. Mucho menos ha querido acordar fechas para firmas de libros, exposiciones, y demás cosas, pero como siempre, Daniel y yo le hemos dicho que estaríamos siempre con él apoyándolo en todo.Con lo único que no le he intentado convencer de lo contrario es con celebrar el séptimo cumpleaños de nuestro hijo antes de que él se marche de viaje. Ha preparado una enorme fiesta; la mejor que ha tenido Daniel en toda su vida. La primera fiesta que ha preparado su padre para él, y y
[AITANA]Me deja caer sobre la cama cuidadosamente y debemos dejar de besarnos por unos segundos los cuales a mi me parecen una eternidad. Muerdo mi labio inferior mientras lo observo detenidamente quitarse la camiseta y sigo sin creer que este hombre escultural sea mi esposo y el padre de mi hija; es tan guapo...Me sonríe y lentamente se ubica sobre mi sin apoyar su peso sobre mi ya gran panza de embarazada y me vuelve a besar. —Es tan hermosa señora Mendoza...— Me dice entre beso y beso.Baja por mi cuello... por mis hombros... Comienza a deshacerse de mi camiseta de tirantes y luego baja hasta mis pechos. Mueve mi sujetador a un lado y los besa haciendo que delire.—Matías...— Digo de manera incoherente y
[MATÍAS]Después de haber pasado una semana increíble en familia en Alemania, ahora es el turno de que mi esposa y yo disfrutemos de cuatro días solos. Ambos tenemos muy en claro que este será el último verano en calma antes de que inicie toda la locura de los viajes. Nos esperan meses muy complicados a causa de la distancia que existirá entre nosotros y a la vez el cercano nacimiento de Bianca. Quedan aproximadamente 17 semanas para que nazca y yo no puedo más de las ansias.Nos despedimos de nuestro hijo con muchísima melancolía, aunque él está feliz por quedarse con sus primas, y partimos rumbo al aeropuerto. Venecia, nuestro destino para celebrar el habernos conocido hace un año atrás.[...]Un vuelo relativamente corto a comparación de los que estoy acostumbrado a hacer. —Esto es hermoso.— Comenta ella mientras observa detenidame
[MATÍAS]Una semana despuésSi pudiese describir la cara de Daniel en estos momentos debería hacerlo como el rostro más feliz del mundo. La sonrisa prácticamente no le cabe en su pequeña carita y los brincos que ha dado cuando se dio cuenta él porque habíamos viajado a Rust, Alemania. "¡Un parque de diversiones!" Gritaba cuando estacionamos el auto y comenzó a ver todas las atracciones a lo lejos.Su sonrisa vale muchísimo más que mil premios o cualquier otro éxito de ventas que pudieran tener como escritor. Es esa sonrisa lo que hace que toda mi vida cobre sentido —Los espero aquí, suban a la montaña rusa.— Dice mi bellísima esposa con una enorme sonrisa en su rostro al vernos como dos niños disfrutando del parque.—Vale, te dejo mi móvil antes que vuele por el aire.— Le digo entre risas.
Último capítulo