Los recuerdos de la noche pasada golpearon su mente en cuanto abrió los ojos a la mañana siguiente. La imagen de la menor de los Dunhee desnuda bajo su cuerpo no era algo que fuese capaz de quitar con facilidad. Se estiró con pereza y se giró en su posición descubriendo el vacío en el otro lado de la cama.
No se sorprendió, era lógico que volviera a casa antes de que la descubrieran, después de todo se había escapado a media noche y en la mansión de su padre nadie sabía de su ausencia. A un lado vio perfectamente doblada la camisa que le prestó la noche anterior, jamás volvería a verla de la misma forma. Se deshizo de las sabanas y camino hasta la cocina, en donde no halló más que un vaso de agua que él mismo había dejado la noche anterior.