¡Esto era el colmo! ¡Claro, ya todos sabían que esos dos estaban enamorados! ¡Emily lo había declarado a toda voz!
Pero… ¿De verdad no podían contenerse en un momento como este, luego de todo lo que había pasado y el que ella se hubiera desmayado? Esto era demasiado.
Sopesaba Máximo al tiempo que entraba en la habitación, intentando lanzar rayos fulminantes a través de sus ojos, para quemar las manos de Aiden, que seguían sobre su hermana.
Ya de por sí, él estaba de mal humor por todo de Maximiliano, sumado a lo que Isabella le había contado sobre Diego y ahora tenía que lidiar con esto.
— ¿Max? — Balbuceó Emily algo nerviosa, al notar a su hermano molesto.
— Llego el doctor… — Gruñó en respuesta, haciéndose a un lado para dejar pasar al médico e Isabella, quien venía con ellos.
Luego de varios minutos en los que el médico comprobaba que todo estuviera bien, se marchó dejando algunas recomendaciones como un poco de descanso y nada de estrés.
— Muy bien, ¿quién quiere comenzar?