— Elisa, ella… Ella fue alguna vez el amor de mi vida… — Murmuró Máximo, mirando aquella tumba con tristeza, lo que provocó un estremecimiento de dolor en Isabella.
— ¿El amor de tu vida? — Musitó ella.
— Escucha, Isabella… — Máximo miró a su esposa con mucha seriedad, notando el dolor en la mirada de ella. — Te voy a contar la verdad… — Él le acarició la mejilla con dulzura. — Por qué actúe como lo hice, quiero que entiendas las decisiones que tomé… — Afirmó él, al tiempo que Isabella tragaba grueso, asintiendo. — Yo conocí a Elisa muy joven, en una escuela de música, ella tocaba el violín y yo…
— El piano… — Comprendió Isabella instantáneamente.
— Así es…
Máximo sonrió con nostalgia ante la respuesta de su esposa, recordando cuando tocó frente a Isabella el día que le confesó su amor.
— Elisa y yo, nos hicimos buenos amigos en poco tiempo y con el tiempo, esa amistad abrió paso para algo más, nos enamoramos…
Explicó Máximo, sin dejar de detallar el gesto de dolor de su esposa, él no