Capítulo 36 — Ella me gusta

La conversación fue agradable, aunque Isabella no quiso darle a Máximo muchos detalles de su vida, él entendió perfectamente que la joven había pasado por bastantes dificultades.

Luego de varias horas y varias copas de vino, Isabella se quedó profundamente dormida sobre la tumbona.

Máximo le miró por largo rato, pensativo y sintió pena por ella, Isabella era una chica, hermosa, dulce e inocente, una combinación que él jamás había conocido y quizás eso era lo que le atraía de ella.

Justo allí, él se dio cuenta.

La mente de Máximo se puso en alerta, todos sus músculos se tensaron y una pregunta ridícula abordo su mente, ¿él se sentía atraído hacia Isabella? Volvió a mirar a la joven que suspiraba dormida.

«Ella me gusta» admitió finalmente en su mente, sin podérselo creer él mismo, no obstante, eso no significaba que la situación pudiera cambiar, porque una simple atracción no lo separaría de su propósito.

Máximo tomó a Isabella entre sus brazos, como una pequeña, y la llevó de re
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