En su deseo por animar a su prima, Aiden la convenció de acompañarlo al casino, para distraerse, jugar y tomarse unas cuantas copas de champán por un rato.
— No debería. — Murmuró ella observando la burbujeante bebida, pues ya iba por la cuarta copa.
— Ay, prima… ¿Cuántas veces se te dan oportunidades, cómo está? Despéjate un poco… Todo esto es gratis, ¿recuerdas? — Aiden elevó las cejas con picardía, saboreando un delicioso canapé.
— Es que, no estoy acostumbrada a beber.
— Ni que te estuvieras tomando la botella completa… — Le volteó los ojos Aiden. Isabella le sonrió.
— Solo espero que no se aparezca tu hermana por aquí o alguno de los Collins. — Isabella miró los alrededores, preocupada.
— ¡No los invoques, por favor! Pareciera que este barco no es lo suficientemente grande como para no tener que encontrarlos y ya no los soporto.
— Pues somos dos. — Después de un trago, Isabella volvió a concentrarse en el juego.
La experiencia fue relajante, por un rato Isabella pudo olvi