Amar duele (1era. Parte)
La misma noche
Bagdad
Yassir
Existen momentos en los que el alma se enfrenta a dos salidas: conformarse o luchar. Aunque digan el destino está escrito, también está la voluntad con la que lo enfrentas. En esa fracción de segundo se define todo, ahí se decide si te rompes en mil pedazos o si te levantas para reclamar la vida que quieres.
Conformarse parece más fácil: aceptar lo que otros dispongan, callar, dejar que la corriente te arrastre. Pero esa pasividad es veneno, una condena lenta donde el corazón se quiebra hasta volverse polvo. No… eso no es vida. Aunque luchar tampoco es sencillo. Significa sangrar, renunciar, perder certezas. Sin embargo, el sacrificio se vuelve camino y la renuncia se transforma en libertad. Porque solo quien arriesga lo imposible alcanza la dicha verdadera.
Y lo entendí… entendí que no podía agachar la cabeza y seguir los deseos de mis padres. Se trataba de mi vida, de mi futuro. Entonces, si debía hacer sacrificios para sujetar la mano de Sara, lo haría