Karol:
«¿Qué-le-pasa?». Me pregunté cuando cerró la puerta de su habitación. Agarró su cabello con sus manos y lo despeinó frustrado. Lo miré en silencio sin saber que hacer y por impulso fui hasta él y lo abracé. Hundí mi rostro en su pecho y lo envolví entre mis brazos.
«¿Pero qué haces Karolina? ¿De dónde sale tanto afecto? Hace poco más de un mes que lo conoces y ya andas de cariñosita». Aparté las preguntas de mi mente y lo apreté contra mi. Algo me decía que necesitaba un abrazo de los míos.
Su respiración fue moderándose hasta dejar de ser pesada. Sentí su corazón latir acelerado y sonreí contra su pecho.
—Shhh, solo respira —musité logrando calmarlo un poco—, mírame—. Llevé mi mano a su rostro y acaricié su mejilla. «¿De dónde salió eso?». Sus ojos hicieron contacto con los míos y su aspecto se fue relajando.
—Tengo que decirte algo —me dijo juntando su frente con la mía—, pero primero escúchame, no te alteres hasta que acabe, por favor —susurró y asentí.
Me tomó de la ma