~Adriano~
Intenté mantenerme despierto porque lo primordial era avisar a Matías de lo que Henry pretendía. Al verme, volvió a su forma humana y se dejó caer de rodillas junto a mí; intentó calmarme, pero tomé su mano y lo acerqué a mí. Solo entonces le susurré:
–Protégela, la quiere a ella –Sus músculos se tensaron al oírlo.
–Tranquilo, yo me encargaré. Descansa –le escuché decir antes de perder la conciencia.
~Matías~
–¡Escúchenme todos! Mantengan los ojos bien abiertos. Vinieron a por nuestra luna y su madre; debemos protegerlas. Pero ahora, levántenlo a la de tres, que tenemos que llevarlo rápidamente a la enfermería. ¿Listos? –pregunté.
–Sí, alfa –respondieron.
–Una, dos... ¡arriba! –Mis hombres lo levantaron a la altura de sus hombros. Papá y yo nos transformamos para asegurarnos de que llegaban ilesos al hospital.
Durante el camino, había algo que me tenía inquieto: “Protégela, la quiere a ella”, dijo. Ahora, la próxima vez que aparezca, le daremos la bienvenida que merec