Capítulo 25
Intenté llegar a la puerta, pero él me alcanzó antes. Me sujetó con fuerza y me lanzó contra la cama.
—¡Quítate la ropa! —ordenó con voz áspera, con morbo, como si yo fuera su propiedad y tuviera ese poder sobre mi.
—¡Váyase de aquí! —le grité con desesperación, lanzándole lo primero que encontré sobre la mesa de noche. Pero fue inútil, en un salto, me atrapó.
Me inmovilizó, presionando mis brazos contra el colchón, mientras su rostro se acercaba al mío. Su respiración caliente me heló la piel.
Empezó a olfatearme de arriba a abajo
—¿Sabes cuánto he fantaseado con esto? Tenerte en la cama desnuda gritando mi nombre —paso su lengua en mi cara
—Por favor, no me haga daño —suplique con la voz cortada por la angustia.
—¿Sientes esto? Así me pones… —susurró con una voz sucia, dejando claro que tenía una erección bajo su pantalón.
Con su mano libre, desgarró la parte delantera de mi vestido, sin senos rebotaron libres, empezó a lamerlos.
Grité, el sonido de la tela rompiéndose m