BUENA :
Al día siguiente muy temprano me despierto con mucha energía y ánimos.
Me doy un relajante baño con el agua fría del lago y sonrío como boba al mirar mis dedos.
Luego de lavar mis viejos vestidos me dirijo a mi celda para empezar mi día.
—Él alfa quiere verla.
Dice el guardia frente a la puerta de la celda.
¿—Ahora?
Pregunto y este asiente con su cara seria como siempre.
Dejo las cosas en la celda y sigo al guardia por las interminables escaleras qué se me hacen eternas como siempre.
—Él alfa la espera dentro.
Dice el guardia y se retira.
Con un suspiro abro la enorme puerta de su oficina y entro.
—Saludo al alfa de los alfas.
Digo mientras bajo la cabeza y hago una leve inclinación.
—Siéntate.
Escucho su fuerte y potente voz que envía corriente eléctrica por todo mi cuerpo.
Tomo asiento en uno de los muebles frente a su escritorio.
—Alfa… Quiero agradecerle por…
—No te he permito hablar.
Me corta mientras continúa llenando y revisando una montaña de papeles.