43 - No lo hagas, Camila.
Keila estaba en el hospital, esperando a que Enzo entrara por esa puerta y le dijera que todo estaba bien; sin embargo, los minutos pasaban y parecía que él nunca aparecería.
— Debes calmarte, Keila. Vendrá pronto.
— Tenía una herida en la pierna. ¿Qué tal si la pierde por no tratársela? — cuestionó con preocupación.
— Estamos hablando del gran empresario, internacional, Keila.
— ¿Quién es el gran empresario? — Su voz llenó la pequeña habitación, y la emoción iluminó los ojitos cristalizados de la joven asistente —. Estoy bien, amor. No tienes que preocuparte tanto.
— ¿Cómo no hacerlo? Estaba asustada — respondió —. Tu pierna sigue herida, Enzo.
— Ya me lo van a curar — La tranquilizó —. Quería verte primero.
Luego de un rato, Enzo volvía, caminando como sin nada, pese a que no debía hacer eso. Se colocó al lado de Keila, en la camilla, y listo, estaba con su novia. Es lo que más deseaba desde que la vio subir a la ambulancia.
— Estás loco, Enzo.
— No te emociona que lo esté p