POV Alex
La habitación estaba en penumbras, apenas iluminada por la tenue luz que se filtraba a través de las cortinas. El suave resplandor acariciaba la piel desnuda de Cecil, dibujando sombras delicadas sobre cada curva de su cuerpo. Estábamos en su cama, piel con piel, con las respiraciones entrecortadas mezclándose en el aire cálido.
La tenía entre mis brazos, su rostro apenas a centímetros del mío. Ambos respiramos pesado, estamos tratando de calmar nuestro corazón, pero nada podía calmar lo que sentía dentro de mí, la he extrañado y tenerla a mi lado así es como un sueño, uno del que no quiero despertar.
Sus labios estaban entreabiertos, todavía húmedos por nuestros besos. Mis manos recorrían lentamente su espalda, sintiendo la suavidad de su piel, el calor que emanaba de ella. La sentía temblar bajo mis caricias, pero no de frío, sino por la intensidad que crecía entre nosotros, lenta e imparable.
—Te amo… —susurré contra sus labios, con la voz ronca, como si esas dos palabras