IDRIS LYNCH
Escuché como Tina cerraba la puerta y la bloqueaba con los muebles. Esperaba que eso fuera suficiente. Quise llamar a Liam, pero no contestaba, y de pronto una mano se afianzó a mi cabello, tirando de él, haciendo que mi teléfono cayera al suelo.
—Hace años le rompí el cuello a esa maldita coneja para darle una lección a Liam —dijo el señor Blake justo en mi oído—. No creí que tendría que volver a hacer algo parecido —siseó lleno de odio antes de arrojarme al piso, haciéndome deslizar por la duela de madera hasta chocar con la pared—. Me has hecho perder dinero, tiempo y esfuerzo… Creí que en ese maldito pueblo acabarían con tu vida, pero me quedó claro que si quieres algo bien hecho tienes que hacerlo tú mismo.