NARRADORA
Cuanta injusticia, el Rey de un Reino, el Alfa que más meaba y ni siquiera era el jefe en su propia casa.
Al final, intentó dormir en un cuarto de invitados, con Eamon ladrándole como un perro salvaje en la mente y extrañando el suave cuerpo de su hembra debajo de él.
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— Necesitamos ayuda para rescatar a nuestros machos.
Fue lo primero que dijo Ilia en el Concilio del trono al otro día.
Sentía la hostilidad cruda por todos lados, estaban algo incómodas y se había demorado demasiado en aclarar lo más importante.
— No somos leonas solteras, todas estamos emparejadas, pensé que podían oler las advertencias en nuestros cuerpos, pero claro, olvidé que ustedes no están familiarizados con nuestras costumbres y feromonas – dijo delante de los dos monarcas sentados en el trono.
Pero sus ojos de felina, miraban a los lobunos de Raven.
El mensaje era claro, no quiero a tu hombre, ni a ninguno otro de tu reino.
El suspiro de Cedrick casi se pudo escuchar en el salón.
— ¿Por qué ten