NARRADORA
El rugido de dolor se escuchó de macho Drakmor al ser herido por las puntiagudas y afiladas extremidades de hielo, que lograron perforar al fin algunas escamas de la armadura.
“¡¡No se queden paradas como tontas, huyan a un sitio seguro, eso solo lo detendrá por un segundo!!”
Aaron les gritó en la mente y las Centurias entonces reaccionaron para escapar, saltando a otras ramas cercanas.
El enorme Alfa del Pantano aterrizó también en la isla más próxima, soltando a Alondra.
Estaba asustada y herida en la pierna, más por los caninos que Hakon que por otra cosa, pero al menos estaba viva y esa mordida no fue nada comparado a lo que le iba a suceder.
“¡No puedo perderlas a ninguna de ustedes chicas o su Beta no me lo perdonará! ¡Cúbranse bien las espaldas, no salten de frente al peligro!”
Hakon les ordenó en la mente y las Centurias le agradecieron desde el fondo de su corazón.
El Drakmor macho se enojó y mucho.
Mordió con fuerza las afiladas espinas de hielo, para perseguir a s