RAVEN
Se ha quedado algo asombrado pensando en mis palabras.
Paso mi mano y la voy subiendo poco a poco por su pantalón negro de combate, acariciándolo, ofreciéndome a él.
— Puedes pedirme muchas… cosas, por ejemplo, mi boca está muy dispuesta… — paso mi lengua por mis labios entreabiertos justo delante de su cara y lo escucho tragar.
Mi mano juguetona ha llegado hasta su miembro bien duro por encima de la tela y lo masajeo adelante y atrás, apretándolo, recordando las sensaciones en mi boca y casi puedo saborearlo.
Mis feromonas salen a raudales de los jugos que se escurren entre mis piernas, preparando mi interior para hacer el amor con mi hombre, intensamente, solo que ahora, jugaremos un ratito.
— Bien, tú me ofreciste el regalo, así que luego no te arrepientas – me mira salvaje e indomable.
— ¿Qué va a querer entonces el Alfa Cedrick?
— No su majestad, aquí soy su guardia personal y ahora mismo quiero que la Reina se arrodille delante de mí y me mame la polla bien rico ha