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— ¿Piensas seguirme huyendo toda la pelea? ¡En vez de loba deberían decirte gallina! – me grita provocándome y escucho las risas desde las gradas.
— Tu Alfa ganó por los pelos y tú solo eres una cobarde – se ríe con sarcasmo y sé que solo me quiere sacar de quicio.
— Es tiempo de terminar este jueguito.
Se abalanza con todo sobre mí y yo también avanzo hacia ella, arriesgándome a que me golpee de cerca, pero necesito poderla agarrar.
— ¡Mmmm! – gimo de dolor cuando recibo un fuerte rodillazo en la boca del estómago que me deja sin aire, pero antes de que intente someterme para molerme a golpes, saco mi explosiva velocidad y agilidad, logrando darle la vuelta y subiéndome a su espalda como un coala tomándola por sorpresa.
Mis piernas se entrecruzan con fuerza sobre sus costillas, apretándolas y escuchándolas crujir.
Mi antebrazo rodea su cuello y le hago una llave estrangulándola con la ayuda de mi otra mano.
Sus puños tratan de conectar en mis piernas, pero aguanto y la aprieto c