NAIN
No sé a dónde se metió mi tío, pero me alegra no tenerlo cerca escuchando sus cantaletas de un matrimonio.
Han pasado tres días desde el ataque.
Las cabañas quemadas ya estaban siendo reconstruidas. El entrenamiento nocturno se ha vuelto rutina. Aunque no somos muchos, cada guerrero se entrena como si nuestra vida dependiera de ello... porque es así.
Por mi parte, no he dormido una noche completa desde entonces. Los informes, la seguridad reforzada, las rondas... y, sobre todo, la constante pregunta en mi mente: ¿quién es el enemigo que mueve los hilos desde las sombras?
Estaba supervisando las cabañas qué serán entregadas el día hoy.
—Alfa, su tío ha llegado y no está solo —me avisa uno de los guardias.
Suspiro. Ya imagino para qué.
Entra al despacho y como dijeron mi tío no está solo. Junto a él se encontraba un Alfa de otra manada, un hombre alto, de mandíbula marcada y ojos que analizan todo como si ya fuera dueño de ello.
—Naín, te presento a Alfa Rayker, líder de la manad