La tensión en la mansión Drakos era insoportable, el aire era denso, se mezclaba con la promesa de algo irreversible. Vladislav se quedó en el centro del salón, respirando con dificultad, sus sentidos estaban alertas ante cada movimiento a su alrededor. La discusión con Irina había dejado una marca indeleble en su alma, pero las palabras de Andrew también retumbaban en su mente. ¿Qué haría? ¿Cómo podría mantener a la manada unida cuando se encontraba entre dos mundos tan opuestos?
A medida que el reloj avanzaba, la manada se dispersó, dejando atrás un rastro de resentimiento y desconfianza. Cada miembro parecía haber tomado su posición, algunos otros aún apoyaban abiertamente a Vladislav, otros se mantenían en silencio, pero todos sabían que la balanza estaba desequilibrada. El futuro de la manada estaba en juego, y la lucha por el control estaba a punto de estallar.
Vladislav, incapaz de permanecer quieto, dio un paso hacia la ventana. Afuera, la noche parecía esperarlo, oscura y sin