Una boda no planeada..
Un murmullo se elevó en el salón. El emperador asintió con una sonrisa breve, aprobando la osadía del príncipe. El padre de Roderick, el rey Arturo Alcalá, su madre la reina Valkara de Alcalá y sus hermanos Estefan, Louis y Felipe estaban anonadados.
Todos esperaban. El rey Falcón tragó saliva, evaluando la escena. Estaba rodeado de testigos: nobles, embajadores, y lo peor de todo… el emperador, que ya sonreía, satisfecho.
No le quedaba más opción.
—Tu propuesta honra a nuestra familia, príncipe Roderick —dijo el rey con voz grave—. Y si Azalea cuenta con tu afecto… entonces tendrás mi bendición.
El brindis estalló entre los nobles. Copas alzadas, aplausos, felicitaciones.
Azalea no podía creer lo que acababa de pasar. Roderick tomó su mano con firmeza y sin disimulo, como si al hacerlo sellara su palabra.
Pero mientras todos festejaban… Azalea sabía que su batalla no había terminado. Sólo acababa de comenzar.
La noche avanzó y uno a uno, los nobles comenzaron a despedirs