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InicioLa Élite - El Libro del Oso - Libro 1
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1

La Élite - El Libro del Oso - Libro 1ES

Romántica
Imzadi  Completo
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23Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

Dominantepareja de poderClasificada R

Él, un hombre despistado, con un carácter fuerte, perdido en su mundo de creatividad, que es atropellado por ella. Ella, una mujer con afán por la vida, temperamento endemoniado, curiosa por algunas cosas. Un oso que quiere su futura pareja en ella. Una salvaje sin dirección. ¿Lograra él conocer a profundidad la mujer, que le arroya a cada instante?¿Ella dejara de auto protegerse? El inicio de un camino, donde muchas más vidas se entre cruzan, dando a sus mundos, el misterio suficiente para lanzarse a recorrer los paradigmas de la sensualidad que trae el BDSM.

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La Élite - El Libro del Oso - Libro 1 Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • Capítulo 23

    La lágrima solitaria, roso el pómulo de María, era horrible, Peter había caído al frente de ella, y estaba a merced de quien fuera, sola, amarrada, amordazada, desamparada. Ella no poseía en este momento algún elemento contundente con el cual defenderse. En algunas sesiones Peter le había entregado tijeras o navajas, para que ella aprendiera a desatarse como parte de la sesión, pero esta no era una de esas ocasiones.El frio calo por todo su cuerpo expuesto ante las personas que ella no podía ver, deseosa de poder librarse de la situación, pero era imposible, los pasos resonaron por la habitación insonorizada, sus gritos de ayuda no serían escuchados, prefiriendo cerrar los ojos y esperar lo que vendría fuera lo que sea, era negativo.Una fuerte mano le abofeteo con rudeza el rostro, provocando que abriera sus ojos, encontrándose a un hombre que jam

  • Capítulo 22

    El club no estaba lleno el día de hoy a pesar de ser un viernes. París era un hervidero de movimiento por las fiestas patrias, y el caos vehicular era abrumador este catorce de julio, el club era un centro prolífico del BDSM en determinadas temporadas, pero el patriotismo francés era una cosa que llenaba de un espíritu atronador a todo francés, incluido Maurice que literalmente había sido expulsado de las oficinas principales de Interpol y ni que decir de la oficina del grupo élite. Sebastián estaba hasta el cuello de banderas, pancartas, pendones y cuanta cosa absurda encontraba Maurice en las calles, al punto que la puerta no podía ser abierta. La Marsellesa, la habrían escuchado unas cuatrocientas veces durante esa semana, Nikoleta había conseguido unos audífonos de Dj, para aislarse del patriotismo efervescente de Maurice que la tenía con un dolo

  • Capítulo 21

    —Has —le llamo Sebastián— tengo curiosidad.Este dejo de jugar con el equipo de sonido que había comprado, para observar a Sebastián que cargaba en sus brazos varias botellas con agua, para llevar a la playa, donde estaban los demás jugando voleibol.—¿Sobre qué?—¿Cómo supiste que son sextillizas?Hansel pego una carcajada aguda, que le hizo sostenerse de Sebastián, quien le miro confundido.—Son las hermanas más sexys que he visto, tenían diferencias notables, como sus cabellos, alguna que otra peca en el rostro, la altura, el liderazgo. En esos minutos una hablaba y luego las otras, pero en un instante fugaz todas lo hicieron al tiempo: fue muy breve.—Yo no lo habría descubierto —pensativo.—Eres demasiado inteligente, estoy seguro que a los dos segundos lo habrías hecho.

  • Capítulo 20

    Maria caminaba por París entretenida con su nuevo álbum musical que le daría delicia escuchar mientras escalaba, sin percatarse que era observada con recelo y ansias por otra persona. Su móvil vibro, deteniéndose en sus pasos para buscarlo en su gabardina mientras que con su otra mano seguía sosteniendo su cd; elevo su mirada al cielo que se oscurecía a pasos agigantados, anunciando el cambio de estación. Escucho entretenida la grabación que le envió Hassan, dándole instrucciones para el próximo entrenamiento que harían en una pared artificial en Italia, riéndose con las tonterías que escuchaba de fondo por parte de Remus, que le criticaba por lo absurdo del plan.Giro su cuerpo, quedando estupefacta, al ver a una joven ser arrollada por un vehículo, viéndola caer en cámara lenta a unos pocos pasos de ella, tomo aire consternada por la

  • Capítulo 19

    —¡Eres un idiota! —grito Peter.—No lo soy —se defendió Christopher—, te dije que la tarima no estaba estable.—¡No te escuche! —bramo de nuevo, acostado en el piso, gimiendo del dolor.—Viene en camino Remus —informo Nikoleta, agachándose junto a Christopher, colocando la mano con cuidado en su brazo izquierdo—, ¿duele mucho?Hizo un gesto angustioso con la cabeza, tensando su boca, para soltar un suspiro profundo, que no llego a relajarlo porque la ráfaga de dolor fue aguda, miro los rostros de su familia que le cuidaban, solo faltaba el elemento principal.—¡Quiero a mi pequeña acá! ¡Ahora! —vocifero.—Estarán por llegar —respondió Sebastián—, llame a Alena, para no preocupar a Mary.—¡Ok! —gimió— ¡Maldic

  • Capítulo 18

    María colgaba boca abajo intentando alcanzar la otra cuerda que el novato había dejado caer desconcentrado por coquetearle a Filipa, que estaba enojada porque tenía como pegamento a ese chico de diecinueve años, que no la dejaba ni a sol ni sombra.—Mary, la tienes a unos diez centímetros a tu derecha —le indico Remus por el auricular—, cambio.—No tengo los brazos tan largos —respondió—, dame más cuerda, cambio.—Fíjate en la roca a tu izquierda, desde acá se ve peligrosa —señalo Hassan—. Alcanzas eso, y podremos asegurar el paciente, cambio.—Si —respondió ella, sintiendo a los segundos un sacudón de su cuerpo al ser bajado más—. ¡La tengo! —siendo izada con fuerza para llegar arriba.—Finalicemos, el helicóptero llega en diez minutos.&m

  • Capítulo 17

    —Zorra, ¿se está negando?—Maestro, no le desobedecía, pero por favor, entiéndame, estoy trabajando y…—Eso a mí no me importa si muere de hambre o no. Ahora debe venir inmediatamente.—Pero Maestro, estoy en América.—Tiene dos horas para llegar —colgando la llamada.La desesperación la carcomía, ambos sabían que en dos horas no llegaría a Portugal desde Estados Unidos; y seguramente perdería el trabajo por dejar abandonado el proyecto, se debatía entre esta responsabilidad y obedecer. Al final, gano el trabajo, poseía demasiadas deudas, las cuales él no pagaría, sino aumentarían.Salió de su motel en San Francisco, para dirigirse a la zona e comercio, metiéndose de lleno a terminar lo que le hacía falta. En la noche fue a buscar la cena, en uno de es

  • Capítulo 16

    María sabía que algo no había salido bien desde el momento en que habían llegado a Canadá. Alena le había gritado que no subiera a ese vehículo, pero ya era demasiado tarde, estaba siendo llevada a una excursión con un grupo de japoneses, quienes le habían observado desconcertados cuando ella se sentó en la última silla, algo descolocada después de discutir infructuosamente con el conductor, que no le entendió nada, como él a ella: -todos eran japoneses.Era su primera vez en Canadá, y literalmente estaba perdida; Peter la ahorcaría. Horas atrás había observado como dormía, su rostro relajado, pero en sueños balbuceaba sobre enemigos socarrones, roba mujeres, y ella le parecía divertido. Se había levantado para ducharse, saliendo a preparar algo suave de comer, encontrándose a Sebastián en la p

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23 chapters
Capítulo 1
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
El afán lo consumía, no llegaría a tiempo y todo gracias a Maurice que lo entretuvo de adrede contándole chistes de pollos. ¿Acaso no tenía nada que hacer Maurice en su vida, para entretenerlo a él con chistes de pollos? Lo peor es que no pudo dejar de reír, y eso le había costado veinte maravillosos minutos, sería su primera entrevista oficial con la empresa de sus sueños, e iba irremediablemente, tarde.Bajo su cabeza por vigésima vez a su reloj, había pedido prestado a Christopher un traje, y le quedaba algo holgado, mala suerte para él, considerando que estuvo de buena suerte que Christopher y Maurice estuvieran en ese momento en Ámsterdam, tendría que arreglar…Salió despedido sacudido por algo que lo golpeo en las piernas, mandándolo a la acera más próxima, aturdido en el piso, miraba el muelle solo a
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Capítulo 2
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
Nikoleta sostenía el documento que Sebastián le había pasado pocos minutos atrás, releyendo por novena vez sin poder creerse lo que ponía allí.— ¿Esto es real? —pregunto por fin.Los demás hombres la miraron igual de desconcertados que ella.—Claro que lo es —respondió Sebastián con una sonrisa—. Si les interesa, empezarían entrenamiento a la brevedad.— ¿Y nuestros cargos en las unidades militares? —pregunto Paul.—Solo cambiarían de institución, del ejercito pasarían a la policía internacional, seguiríamos en proceso de ascenso porque eso me incluye a mí.—Nunca me había planteado un cambio tan radical. —comento Maurice con unos lápices multicolores en su mano, dibujando en una libreta sin mirarlos—. ¿Dónd
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Capítulo 3
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
Los meses habían pasado como un suspiro, su equipo de trabajo era espectacular, y a pesar de que era el más joven de todo el equipo, le escuchaban y respetaban. Tenía uno de los laboratorios más avanzados que se podía conocer, estaba a punto de crear una bombilla ahorradora de energía, sus pruebas estaban ya en la fase final, y solo habían pasado seis meses, yendo todo viento en popa.Salió de su apartamento con tiempo de sobra, hoy quería caminar un rato por la orilla del río y tomar un delicioso café antes de pasar el río. Por lo general esperaba a Hansel: -su compañero de trabajo-, ese chico era un cerebro impresionante con la nanotecnología, aflorándole la creatividad a cada instante. Tres días antes había creado solo por bromear y apostar con él, un pulpo miniatura que se pegaba al techo y caminar hasta las lámparas absorbi
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Capítulo 4
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
—Me duele la cabeza —gimió Hansel unas horas después en el apartamento de Peter.—Bueno, después de tomarse once cervezas compitiendo con el jefe, a sabiendas que él es alemán y en vez de leche materna, tomo cerveza desde el vientre de su madre…—Argg, no me lo recuerdes —lloriqueo desde el sofá, sosteniéndose la cabeza como si se le fuera a caer—. Además, no pensé que fueras un tramposo.—Nunca has estado con una familia, en que las competencias son a diario…—No seas un maldito condescendiente.Ding, dong, dang.—Arggg, me muero.Peter rio ante la forma lacónica de Hansel en el sofá, lloriqueando, mientras se dirigía a mirar quien había llegado.—Traje un poco de calienta huesos —dijo Remus entrando al apartamento c
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Capítulo 5
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
—¿Hola? Al habla el Ingeniero Clauss.—Eh… hola —dijo esa voz femenina, que parecía dubitativa—. Bueno, yo… yo quería pedirte disculpas.—Vale. ¿Por qué? ¿Quién eres? —sentándose en el sofá, mientras observaba como Maurice le robaba parte de su comida a Nikoleta y se la comía, huyendo por toda la mesa.—Que complicado es esto… —susurro la mujer—. Me imagine que sería mucho más fácil durante estas tres semanas.Abrió los ojos con asombro, ¿era María?—¿María? ¿Eres tú?—Errrr, si… si soy María. Espero no haber interrumpido —quedándose callada.Peter escuchaba de fondo mucho movimiento, como si estuviera en un área que el ruido era constante, y en
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Capítulo 6
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
Se levantó de la cama, dejando a una María profunda, lo más cómoda posible. Tomo la canasta con toda esa ropa, riéndose aún, la llevo a la lavadora, para que ella tuviera que colocarse cuando despertara, reviso sus bolsillos, dejando con cuidado cada cosa que encontró: en cada chaqueta tenía algo diferente. Parecía una de esas manías compulsivas de protección, el asunto era más delicado de lo que había supuesto. Termino de revisar, metió una carga de ropa, y se fue a su computador, para contactar a alguno de los chicos.—¿Alguno está conectado?—Mascotica —respondió Paul—. ¿Qué te trae por la intranet?—Ayúdame a investigar… —no alcanzo a terminar de escribir la frase cuando su móvil sonó.—¿Qué pasa? —la voz preocupada
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Capítulo 7
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
—Eso mi bella salvaje, tu puedes aguantar más —le decía a María en una sesión intensa.Llevaban juntos un año, María le había bombardeado con preguntas por tres meses, prácticamente le había sacado toda la información que contenía su cerebro. Se había convertido en un arma letal, pregunta que surgía, respuesta que absorbía. Estaba realmente impresionado por el funcionamiento del cerebro de María, lo que había visto al principio no era ni raspada la superficie, su sumisa, era un diamante puro.La tenía suspendida en posición vertical mirando al piso, sus pechos estaban atados a la viga, junto con su torso, cadera y piernas, la cuerda pasando por sus axilas y hombros para ayudar a soportarla mejor. Una pierna recta, y la otra abierta al máximo hacia una punta de la habitación. Sus piernas
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Capítulo 8
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
— ¿A qué hora es, y cuándo? —pregunto Maurice mirando el video que le tendió Peter, sobre el Parque Nacional Hoge Veluwe.— Sobre las seis de la mañana, dentro de diez días; debemos llegar antes.Sebastián, Christopher y Paul se acercaron a Maurice para observa el video también. Era interesante verlos a todos relajados, después de una sesión tan intensa, siempre se habían entendido de maravilla desde pequeños.—No conozco el terreno. —musito Sebastián—. La verdad no he practicado en mucho tiempo para algo así. —sin levantar la vista.—Yo me apunto, —respondió Maurice—, pero debo conseguir una buena bicicleta, no espere terminar en una competencia.—Por eso no te preocupes. —guiño el ojo Peter—. Tengo algo para todos, será
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Capítulo 9
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
El sábado, muy temprano Peter estaba recogiendo a todos, en una de las SUV, que habían alquilado para llevarlos a la competencia de ciclismo. María estaba en la otra camioneta, esperando ansiosa. Habían dejado en manos de Hansel el llevar las bicicletas al terreno, todo bajo el secreto más absoluto. La empresa tenía montado un evento al final de la competencia de grandes proporciones para el lanzamiento oficial de las bicicletas.—Buenos días Mary —dijo un sonriente Maurice, que tenía una sudadera demasiado holgada para el cuerpo de él—. Bella mañana para correr por las montañas. —besandola junto a la boca.—Buenos días Mau —mirándolo divertida—. Esa sudadera… está un poco grande…—No seas mala, no encontré algo a tiempo, pero ya verás lo sexy que estaré para ti
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Capítulo 10
La Élite - El Libro del Oso - Libro 1/Imzadi
—¡Maurice! —gruñía Christopher, a través del intercomunicador—, ¡Eres un maldito cabrón!La risa contagiosa se escuchó por todos los auriculares. Maurice había hecho una de sus jugadas maestras. Le había puesto el pie en la rueda trasera a Christopher en plena bajada de una de las montañas, haciéndolo salir despedido de la bicicleta, cayendo sobre un charco lodoso y apestoso.Peter sonreía, en extremo feliz, su familia, se estaba divirtiendo en lo grande, unos minutos antes había visto a María y Nikoleta compitiendo fuertemente. El certamen había dispuesto que sería por géneros, y él, ahora corría contra un Sebastián, que lo estaba mirando demasiado, y estaba previendo, que le harían una jugada, y de las sucias.Sebastián podía parecer un santo, pero de s
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